La agorafobia es un trastorno psicológico, caracterizado por un miedo muy intenso, acompañado de ansiedad, cuando la persona piensa o está en un lugar del que es muy difícil que pueda escapar por su cuenta, y además no va a poder recibir ayuda en caso de miedo o ataque de ansiedad.

Así, en la agorafobia se puede poseer incluso un agobio hacía el miedo a llamar la atención delante de otras personas, lo que les produce mayor grado de ansiedad. Estas llamadas de atención pueden ser desde mareos, vómitos, desmayos… hasta pérdidas de control.

Finalmente, tal como dice infocop.es, es ligeramente más frecuente en mujeres que en hombres, aunque la diferencia es muy pequeña.

¿Cuáles son los principales temores en la agorafobia?

Los principales miedos que suele tener una persona que sufre de agorafobia son varios. Algunos de ellos son el hecho de estar fuera de casa, pasar por un puente, mezclarse con la gente…

Además, la persona no es necesario que se halle en dicha situación para que la agorafobia empiece, sino que simplemente el conocimiento de que se va a tener que exponer a dicha situación en poco tiempo hace que la persona empiece a sufrir ya estos ataques de pánico y esta ansiedad.

Y, ¿cuáles son los síntomas de la agorafobia?

Hay numerosos síntomas que puede tener una persona que sufre agorafobia, que se pueden dividir en síntomas psicológicos y síntomas físicos.

Síntomas psicológicos:

  • Sensación de desmayo
  • Sensación de mareo
  • Sensación de soledad, acompañada de pesimismo
  • Sensación de descontrol
  • Sensación de miedo, de fobia

Síntomas físicos:

  • Taquicardias
  • Hormigueos
  • Palpitaciones del corazón
  • Dificultad para respirar profundo
  • Temblores
  • Sudoración intensa

A continuación, vamos a ver un pequeño vídeo donde una paciente agorafóbica se sincera, y podemos repasar lo anteriormente comentado:

Tratamiento a seguir

Para curar la agorafobia, lo ideal es acudir al psicólogo lo antes posible para tener altas probabilidades de éxito. Desde MMar Psicología realizamos una intervención Cognitiva-Conductual, de tal manera que se le ofrecen al paciente herramientas para poder controlar sus sentimientos durante el resto de su vida.

Además, es importante destacar que, dependiendo de la gravedad del cuadro, muchas veces se combina el tratamiento farmacológico con el psicológico, para obtener una mayor efectividad en el tratamiento.